Publicado en Comunicación, Niños y jóvenes

“LA” conversación

Por más que haya smartphones y tablets. Por más que conversemos habitualmente por whatsapp. Por más que la tecnología sea quien rige nuestra forma de interrelacionarnos con los demás, hay un tipo de comunicación que debe seguir apostando por el contacto interpersonal, cálido y humano: las conversaciones con nuestros hijos. Sigue leyendo «“LA” conversación»

Publicado en Iglesia, Niños y jóvenes

Cómo organizar una Comunión y no perder la cabeza (ni el bolsillo)

Me ha tocado. Este 2018 es el año en que mi hija mayor recibirá su Primera Comunión. Y ahí estamos, inmersos en preparativos en espera de que llegue el gran día. Siempre pensé que cuando se acercara este momento, tendría las ideas muy claras con respecto a qué hacer o cómo enfocar este acontecimiento según mi forma de pensar. Sin embargo, con el paso de los meses, me veo en ocasiones arrastrada por la corriente social, sin saber muy bien cómo.

Por eso, sirva este texto también como un cierto grado de desahogo personal, de reflexión, de reiniciarme. Para intentar no perder demasiado la cabeza, ni el bolsillo.

Quizá alguien ha empezado a leer este artículo pensando que le iba a aportar ideas para hacer un candy bar muy ‘cuqui’, o qué regalitos son más adecuados para los invitados. Lo siento,estas líneas no van precisamente por ese camino. Sigue leyendo «Cómo organizar una Comunión y no perder la cabeza (ni el bolsillo)»

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Apostando por una necesaria alfabetización digital

Es algo más que obvio afirmar que las nuevas tecnologías se han introducido en muchas facetas de nuestras vidas. Pero es igual de cierto que, tanto individuos como organizaciones, hemos tenido que reaccionar a este hito de manera rápida y, en ocasiones, imprecisa e improvisada. Formar parte de la llamada “sociedad de la información” no implica que todos los ciudadanos cuenten con las nociones y posibilidades necesarias para utilizar las nuevas tecnologías con el fin de comunicarse de forma correcta. Por eso, hoy más que nunca, es necesario reivindicar una coherente alfabetización y/o educación digital.

El ritmo de crecimiento e innovación tecnológica es brutal, y no va a detenerse. Esto nos obliga a tomar medidas preventivas para no aumentar ya más la «brecha digital”, esto es, la distancia entre aquellos que pueden considerarse nativos digitales (Generación Z), los inmigrantes digitales (millenials), y aquellos que no están alfabetizados ni pueden hacerlo por las razones que sean.

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Televisión infantil: no todo es para niños

Cuando era pequeña, tenía prohibido ver Los Simpson. Medio mundo hablando de la llegada de las televisiones autonómicas (una verdadera revolución entonces), y de esta serie de personajes amarillos, y yo, con mis diez años, completamente fuera de onda. Los argumentos paternos jamás me convencieron. ¿Cómo que no era un programa para niños? ¡Eran dibujos animados! Veintipico años después, logro entender aquella decisión tan drástica, o al menos los motivos que llevaron a mis padres a aislarme del mundo histriónico de Springfield. Sigue leyendo «Televisión infantil: no todo es para niños»

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Niños hiperconectados. ¿Niños más felices?

Nacieron entre 1996 y 2010. Muchos de ellos, hijos nuestros. Sucesores de los llamados ‘millenials’, la Generación Z (también conocida como los ‘Centennials’) viene pisando fuerte y quiere destronarnos con un único arma: han nacido con la tecnología en la mano.  Sigue leyendo «Niños hiperconectados. ¿Niños más felices?»

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Niños y Tecnología: Una ecuación compleja

Facebook, WhatsApp, Smartphones, Tablets, Snapchat … El mundo de las nuevas tecnologías está presente en la vida de nuestros hijos de forma natural, aunque a veces a los propios padres nos suene a chino. La utilización de estas herramientas nos proporciona grandes beneficios, pero también entraña ciertos peligros o efectos negativos que deberíamos tener muy presentes. Por ello, en esta sociedad de la información y la comunicación, se hace más necesaria que nunca una educación digital, no sólo para los niños, sino sobre todo para los padres. Veamos qué podemos hacer al respecto. Sigue leyendo «Niños y Tecnología: Una ecuación compleja»

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Facebook Messenger Kids. ¿De verdad era necesario?

Cuando pensé que nada podría ya sorprenderme acerca de las redes sociales y su relación con los niños, va Facebook y anuncia el lanzamiento de su red de mensajería para pequeños ¡de 6 a 12 años! ¿Se nos ha ido la cabeza? Sigue leyendo «Facebook Messenger Kids. ¿De verdad era necesario?»

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Niños, sexo y redes sociales

(artículo publicado en Tribuna de Ávila)

La ha vuelto a liar. Fiel a su estilo, el juez de menores Emilio Calatayud ha hecho correr ríos de tinta en estas últimas horas debido a sus declaraciones en una tertulia de TVE.

A propósito de los peligros de las redes sociales entre los jóvenes, el magistrado no tuvo reparos en sentenciar que “actualmente las niñas se hacen fotos como putas”. Y claro, se armó el belén.

Es cierto que la frase es, cuando menos, desafortunada, más propia de exabrupto de charla de bar. El mismo juez ha reconocido que suele utilizar estas duras palabras con el fin de intentar provocar una reacción de los padres “para que protejan a los menores de sí mismos”. Y así es. Sinceramente, yo estoy más escandalizada por la realidad que se esconde tras el contenido de su mensaje que por el lenguaje que utiliza: niños pequeños que cuelgan fotos tremendamente provocativas en las redes sociales sin darse cuenta de las consecuencias de su acción. Como explica Calatayud, “después de las fotos, pueden venir los acosos, los abusos y las violaciones. Y, de hecho, pasa con más frecuencia de la que nos imaginamos».

Bien, no vamos a exonerar de culpa al delincuente sexual basándonos en un supuesto mal comportamiento previo de la víctima, porque estaríamos legitimando sus acciones. Nada más lejos de mi intención. Pero sí que hay algo muy cierto tras las palabras del polémico juez. Estamos asistiendo a una descarada sexualización comunicativa que envuelve la vida cotidiana. Y eso es un peligro. Cuando hasta para anunciar un quitagrasas se recurre a imágenes de un revolcón en la cocina, algo está fallando. El sexo es omnipresente. También en la red.

Muchos jóvenes (cada vez con edades más tempranas) han cogido la costumbre de hacerse fotos con miradas insinuantes, morritos picantes y poses provocativas, cargadas de contenido altamente sensual. Con toda la dosis de inocencia que se presupone a un niño, estas imágenes no buscan la excitación del interlocutor, sino algo mucho más sencillo: su aceptación social. Sin más. Con tal de ganar popularidad, el chico o la chica trata de responder a lo que cree que es deseable entre la juventud, exponiendo su cuerpo como si se tratara de un mercado de carne barata, tratando así de llamar su atención. Cuanto más sexi sea su imagen, intuyen que más engancharán a sus amigos. Todo por un ‘like’.

Al final, los adolescentes acaban mostrándose en la Red como un mero objeto sexual, porque consideran que es lo que se espera de ellos. Creen que así serán mejor aceptados, mejor valorados. Y no dudan en copiar las poses de modelos e ‘influencers’, con las que creen que podrán gustar más. Para ellos, eso es lo deseable. Inevitablemente acaban asociando atractivo con deseo y sexo, como si fueran realidades únicas e indisolubles. Y no les culpo, porque a fin de cuentas es lo que han visto desde pequeños.

Por eso, es hoy más que nunca necesaria una educación digital, no sólo de nuestros hijos, sino sobre todo de los padres. Nosotros, progenitores, deberíamos estar más alerta que nunca ante la imagen que proyectan nuestros vástagos en las redes sociales. Cuidar el uso que hacen de ella, hacerles tener el control de lo que publican, y explicarles que no hay necesidad de mostrarse tan sensual para ganar amigos, es primordial si queremos sanar una sociedad hipersexualizada. Tener hijos es la mayor responsabilidad que tendremos jamás, pero también el mayor reto de nuestra vida. Debemos estar preparados.

Publicado en Niños y jóvenes, Nuevas Tecnologías

Cómo influyen las nuevas tecnologías en la vuelta al cole

Llega septiembre, cargado de olores irresistiblemente atrayentes. El olor a las gomas de Milán, a las ceras Manley que manchan tanto como pintan, a cuadernos de colores, a libros nuevos. ¡Ay, los libros…! ¡Me encanta pasar sus hojas una y otra vez cuando los compro! ¿No te resulta especialmente agradable su olor?

Sí, confieso que a mí me gusta bastante esto de la vuelta al cole. Me gustaba cuando era pequeña, y ahora disfruto como madre. Esa sensación de que algo bueno va a comenzar, la vuelta a la bendita rutina tras las vacaciones, los pequeños nervios de tener todo listo, la sorpresa de saber quiénes serán los profes este año … Sigue leyendo «Cómo influyen las nuevas tecnologías en la vuelta al cole»

Publicado en Niños y jóvenes, Nuevas Tecnologías

Reivindiquemos el aburrimiento

Cuando era pequeña, el verano era sinónimo de ruptura de horarios y normas. El verano olía a calle, a cambiar la merienda por helados, a horas y horas perdidas con los amigos, a tardes de parchís, a noches al fresco jugando a la goma.

El verano eran collares de agujas de pino, paseos por la montaña o conversaciones materno – filiales a la orilla de alguna playa. Era pura libertad.

Una libertad que no conocen nuestros hijos, encarcelados tras los grilletes de los gadgets tecnológicos, subyugados a la tiranía del smartphone. Adictos al consumo de viodeoconsolas y redes sociales, incapaces de desconectar ni siquiera en verano de la esclavitud 2.0. Y terminan llenando su tiempo de ocio de pantallas, sin descubrir la diversión real que existe más allá de lo puramente virtual.

Me está pasando en mi propia casa. Con dos niñas pequeñas nativas digitales de manual. Tienen pautado un tiempo para jugar a la dichosa maquinita (un tiempo más largo que en época escolar, obviamente). Pero, ¿qué pasa cuando se termina y se apaga la pantalla? Llegan interminables momentos de no saber qué hacer, no saber a qué jugar. Y el inevitable “mamá, me aburro”. Esta expresión nos incomoda, nos hace responsables de querer solucionar su «problema» inmediatamente. Y finalmente respondemos ofreciéndoles más entretenimientos tecnológicos. Error.

Las pantallas, la tecnología, esa a la que siempre alabo por sus bondades, ha terminado por devorar su imaginación: el rasgo distintivo de todo niño ha sido neutralizado por ‘pokemons’, ‘yokais’ y similares. Están tan acostumbrados a los estímulos de las pantallas que no tienen práctica en mirar dentro de ellos mismos en busca de formas alternativas de diversión.

Y de esto, mucho me temo, que tenemos la culpa nosotros (yo la primera). Porque es mucho más cómodo darle un móvil o cualquier aparato a los críos para que estén callados y no nos molesten, mientras estamos enganchados a los nuestros propios. Sí, es cierto que nuestros hijos han nacido en un mundo con tecnología: tenemos que aceptar esa realidad, y que es perfectamente posible convivir con ella. Pero el cómo se enfrenten a esa realidad comienza por nosotros, padres, que tenemos que aprender a dar el ejemplo de cómo conectarse y de cómo desconectarse. Después de todo, somos el espejo en el que ellos se miran.

Estamos en un tiempo de recargar pilas, para desconectar del mundo y reconectar con uno mismo y con el entorno que le rodea. Enseñar a los más pequeños a saber apreciarlo es nuestro deber. Por eso, desde este humilde palco, alzo la voz para reivindicar el aburrimiento positivo en verano. Porque de tardes aburridas surgen ciudades inventadas con cajas de zapatos, joyas de orfebrería realizadas con macarrones, exquisiteces culinarias de plastilina, y barcos piratas detrás del sofá. Porque del aburrimiento nacen cuadros dignos de exposición, amistades en el parque, descubrimiento de lagartijas, o picnics improvisados. Un niño aburrido dará paso a un niño creativo, que imagina, que inventa. Los autómatas ‘empantallados’ darán paso a héroes del espacio que van a la luna sin moverse de su ciudad. Los cazadores de ‘pokemons’ serán sustituidos por exploradores de junglas urbanas. Y será entonces, solo entonces, cuando comprobarán que la diversión nunca termina porque no tiene botón de apagado.

Pero para eso, mucho me temo, queridos padres, que vamos a tener que mover el culo. Desconectemos también nosotros, y aprendamos a reconectar con ellos. Y con nuestro niño interior, ese gran olvidado detrás de una pantalla.

(artículo publicado en Tribuna de Ávila)